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martes, 25 de mayo de 2010

Sin Dirección




En Boca los dirigentes han demostrado carecer de coherencia a la hora de elegir un técnico. No persiguen un estilo, una línea o un perfil determinado sino que van a la carga de los nombres que se pongan de moda en el salvaje mercado de los entrenadores de futbol. Repasemos los apellidos buscados y tentados para suceder a Pompei: Bianchi (Candidato natural), Guillermo Barros Schelotto (Se negó), Diego Cagna (No le gusto ser alternativa), Antonio Mohamed (Cumple su contrato en Colón), Edgardo Bauza (Alta cotización para desvincularse de Liga de Quito), Miguel Ángel Russo (Indeciso) y finalmente el elegido, Borghi quien obtuvo el campeonato con su humilde Argentinos Jrs.

Queda claro que las formas y los estilos de estos técnicos no están unidos ni relacionados en ningún punto común. Comparándolos, no se hallan alianzas ni de criterios, ni de condiciones y ni de maneras a la hora de analizar como trabajan cada uno de los entrenadores.
Las elecciones de entrenador en Boca tienen la modalidad “charla de café profesional”, en la que cada integrante de la comisión directiva Xeneize dice que Dt le gusta más, luego, sin consenso alguno liderara la lista aquel candidato que este en el umbral de su carrera y que claro, acepte el cargo.

Lo ideal seria buscar una anuencia, ponerse a evaluar que objetivo se va a perseguir a corto, mediano y largo plazo y quienes se adecuan al perfil buscado para alcanzar dicha meta.

Cuando la guillotina corta cabezas, la primera en rodar siempre es la del técnico de turno, nunca la del o los dirigentes que de manera ineficaz seleccionaron al entrenador que no supo llevar al club rumbo al éxito o a la obtención de los objetivos.
Ahí es cuando el público debe preguntarse: ¿Por qué fracaso el Dt? Caben muchas respuestas a este interrogante, como por ejemplo buscar la explicación en que el contexto no era el apropiado, el grupo requería de otro perfil de conductor, las formas y las maneras de trabajar no eran congruentes con la historia del club y otras tantas explicaciones que pueden justificar racionalmente el fracaso de un entrenador de fútbol.

Cuando Borghi desembarco en Independiente, era el técnico del momento, estaba de moda en Latinoamérica, todo lo que aparecía detrás del apellido del Dt tenia un reluciente y positivo adjetivo calificativo que resaltaba sus cualidades. Luego, cuando se fue, lo hizo por la puerta de atrás y acompañado por las peores palabras descalificadoras. Ese mismo Borghi se puso nuevamente de moda por estas tierras gracias a consagrarse campeón del clausura 2010 con argentinos, pero sigue siendo el mismo gran técnico que fracaso en el cuadro de Avellaneda.
Boca tiene nuevo director técnico que buscara direccionar al club rumbo al éxito. Pero fue elegido por una comisión directiva que carece de criterios para elegir.

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